miércoles, 18 de febrero de 2015

BARBANEGRA

Barbanegra: A tal señor, tal honor: lancémonos ahora a la aventura de la mano de Barbanegra su verdadero nombre era Edward Teach y nació en Bristol, Inglaterra, en 1680. Algunos historiadores creen que nació en una familia acomodada y educada de clase social media-alta porque sabía leer y escribir.  Gran parte de su vida como pirata la realizó en el océano Pacífico, pues allí hay muchas islas que eran reputadas por albergar tesoros increíbles. De todas maneras Ssu reinado de terror duró apenas dos años (1716-1718), pero Barbanegra dejó tal impacto en la imaginación popular que su época fue conocida como la Edad de Oro de la Piratería.
Pirata Barbanegra Edad de Oro de la Piratería La Leyenda de PiratasA principios del siglo XVIII se unió a un grupo de marinos que luchaban en la guerra de la Reina Ana de Inglaterra contra Francia y se hizo corsario, es decir, se dedicó a despojar barcos enemigos como parte de la guerra. Terminada la guerra, Barbanegra comenzó a navegar con un conocido pirata de la época, el capitán Benjamín Hornigold. Como buen pirata, asumió un semblante y modo de vestir aterradores.
Según varias fuentes, medía unos dos metros y era más alto que la mayoría de los hombres de su época. Llevaba una larga y trenzada barba negra, que le dio su apodo, y vestía capa y sombrero negros. Llevaba varias pistolas asidas a su pecho para estar listo para luchar.
Con el pelo encendido para intimidar a sus amigos, el malcarado pirata, conocido como Barbanegra, asoló las costas de las Indias occidentales.
Barbanegra sólo hundía como último recurso los barcos ingleses y españoles que abordaba, pues prefería adueñarse de galeones y corbetas cuyos preciosos cargamentos conocía de antemano. Aquellos barcos capturados, sobre todo cuando eran bajos y finos, podían ser útiles gracias a su escaso calado, sobre todo cuando había que navegar entre escollos en aguas poco profundas.
Pirata Barbanegra Edad de Oro de la Piratería La Leyenda de PiratasSi la bandera verde simboliza rebelión y fue empleada con frecuencia por piratas franceses e ingleses, la bandera negra con la calavera quedará eternamente como divisa de los piratas ingleses desde que irrumpieran en todos los mares del globo terrestre.
En cuanto aparecía una nave en su campo de visión, los ingleses izaban el pendón negro y el ataque comenzaba. Los cañones entraban en acción y las balas impactaban sobre el navío sembrando el pánico entre la marinería y los pasajeros. Estos últimos corrían a refugiarse en el entrepuente... ¡demasiado tarde!
Antes de una batalla, Barbanegra se encendía mechas de quema lenta entre el cabello y el sombrero que dejaban una estela de humo negro que atemorizaban a sus enemigos. Pero cuando quería conquistar a una dama, solía trenzar su larga barba (tan larga que la utilizaba para limpiarse las manos mientras comía) con cintas de seda. Curiosamente, se llegó a casar 14 veces, aunque nunca se divorció.
Al abordaje!: La táctica era siempre la misma. El barco pirata se acercaba a su presa mediante una maniobra que impedía cualquier escapatoria al galeón acorralado. Este último carecía de armamento que le permitiera sostener un combate. El tumulto y la confusión reinaba a bordo cuando los primeras balas de cañón acopladas (unidas entre sí mediante cadenas cortas) impactaban contra los mástiles y los derribaban. Luego volaban balas de cañón en andanadas y calentadas al rojo vivo, cuyos impactos producían astillas que herían y mataban a los hombres de la tripulación.
A veces emplean granadas de mecha, construidas con vasijas de cerámica llenas de pólvora negra y metralla cuya explosión sembraba fuego y muerte entre la tripulación. Las llamas se extendían por el puente mezclándose los aromas de especias y de tabaco con el perfume del oro fundido mientras se formaban sobre las aguas manchas incandescentes.
Amarres y mástiles se desplomaban arrastrando consigo el velamen desgarrado en medio de gritos y se oían los aullidos cargados de blasfemia de los piratas sedientos de oro y de sangre. ¡Al abordaje! Los cascos de las naves entrechocaban y los garfios volaban. Los piratas descalzos, hábiles como monos, se lanzaban al combate armados con sables, grandes cuchillos y pistolones de pedernal.

En medio de la matanza, aparecía Barbanegra: Muchos relatos narran cómo Barbanegra hacía su aparición: armado hasta los dientes, envuelto en una nube de humo (obtenía este efecto insertando pequeñas antorchas de azufre en su tricornio). El efecto sorpresa quedaba multiplicado por los largos lazos trenzados que surgían de su sombrero.
Podemos imaginar el pavor que producía con ese aspecto a la vez grotesco y diabólico, bastaba para que los piratas se adueñaran completamente de la nave atacada. Heridos y muertos eran lanzados por la borda. Marinos y pasajeros cuyas vidas pudieran valer un rescate ante las autoridades inglesas o españoles de la región eran hechos prisioneros. En caso contrario eran asesinados o enrolados por la fuerza en la tripulación de Barbanegra.

Las mujeres recibían un trato especial. Antes de ser abandonadas en cualquier ribera, debían participar en los festejos pues cada apresamiento debía ser celebrado por piratas, corsarios y filibusteros como corresponde en todas las victorias.

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