martes, 28 de abril de 2015

la muerte de un viajante

Muerte de un viajante

Muerte de un viajante o La muerte de un vendedor1 (en inglésDeath of a Salesman) es una obra teatral del dramaturgo y escritor Arthur Miller. Es vista por muchos como un ataque al sueño americano de progresar en la vida sin considerar los principios éticos, en contraposición a la tragedia de Aristóteles.
Recibió el premio Pulitzer en 1949, además del premio Tony y el premio de la crítica en Nueva York.

Sinopsis[editar]

El protagonista es Willy Loman, viajante y vendedor de profesión, de 63 años, un trabajador infatigable que siente que debería retirarse y vivir una bien merecida vida tranquila, rodeado de su familia y sus amigos. Willy piensa que si le gustas a la gente, todo es más fácil y triunfas en la vida; sin embargo, poca gente lo recuerda tras muchos años en el oficio. Willy inculca estos ideales a sus hijos, Biff y Happy, que lo siguen a ciegas hasta que un día Biff descubre a su padre engañando a su madre en Boston. Biff se enfada con su padre y se escapa perdiendo su oportunidad de ir a la universidad, lo cual llevará a un gran resentimiento por parte del padre y a una vida alborotada que hasta lo llevará a la cárcel.
Para poder pagar sus deudas Willy va a pedirle dinero a su jefe, Howard, pero éste en cambio lo despide porque sus ventas en los últimos años han decaído considerablemente, así que recurre a pedirle ayuda a su vecino y único amigo, Charley. Éste le ofrece trabajo pero Willy lo rechaza porque aceptar ese empleo sería reconocer que estaba equivocado.
Mientras tanto, Biff intenta conseguir un empleo, pero no lo consigue y roba un bolígrafo del jefe de la empresa, y cuando se reúne con su hermano y su padre para hablar de lo que van a hacer en el futuro Willy pierde la conciencia y recae en alucinaciones. Happy y Biff lo abandonan en el restaurante y se van. Cuando vuelven a casa, Biff y Willy discuten y éste en vez de escuchar lo que su hijo le dice piensa que Biff lo ha perdonado por el suceso de Boston y decide suicidarse para que Biff y Happy puedan cobrar el dinero del seguro de vida y empiecen una vida nueva como vendedores.
Solo su familia asiste al funeral. Es aquí cuando Biff se da cuenta de que ni él ni su padre son hombres extraordinarios y se desliga de los ideales de su padre formando la única parte esperanzadora de la obra; en cambio Happy no acepta que su padre estaba equivocado. Lo mismo pasa con Linda, quien se pregunta donde están todos los amigos de su marido.

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