COSTUMBRES ARGENTINAS
MUSICA Luna Monti y Juan Quintero abrevan en lo que tradicionalmente se puede considerar folklore, pero que más acabadamente, y a secas, bien puede denominarse música argentina. Un delicado trabajo de enhebrar versiones de los maestros, desde Falú y los hermanos Abalos al Cuchi Leguizamón o el Chango Farías Gómez, y también expresiones de la canción contemporánea. El, tucumano, ella, de Ciudad Evita, hacen crecer el fervor subterráneo de un público cada vez más numeroso y fiel y ahora presentan un disco, el quinto que, fiel al espíritu de las dedicatorias, se llama Después de usted.
Por Patricio Féminis
Hace doce años que Luna Monti y Juan Quintero comenzaron un camino musical que los transformó en uno de los hitos de la música de raíz folklórica del siglo XXI, celebrados por públicos cada vez más numerosos y por sus propios colegas. Ahora, en su quinto disco, Después de usted, el joven compositor y cantante tucumano genera otro íntimo diálogo de su guitarra y su voz junto a la de Luna Monti: a partir de versiones nada predecibles de clásicos, obras de nuevos autores y canciones del propio Quintero, tramaron un disco sutil, con dedicatorias expresas para varios predecesores y compañeros en la música y a la vez para su hija Violeta, de cinco años. Lejos de los clichés románticos y los gritos en que abrevan varios de los artistas de lo que el mercado aún promociona hoy como folklore, Monti y Quintero proponen un goce comprometido para la música popular argentina del siglo XXI.
En el video de las sesiones de grabación de Después de usted, Luna Monti y Juan Quintero se miran sonriendo y cierran los ojos: a capella, acompañados apenas por el zapateo y la percusión corporal de los referenciales bailarines Koki y Pajarín Saavedra, cantarán imitando los golpes y repiques del bombo legüero en la “Chacarerita Mpchiporodoble”. Aquella que el muy poco recordado Juan Biagosch registró en 1967, inspirándose en los arreglos de voces y las onomatopeyas que inventaba el Chango Farías Gómez para el grupo Los Huanca-Huá: uno de los colores de la vanguardia dentro del folklore.
¿Cómo describir esta versión-rescate que hacen Monti y Quintero? Es un divertimento de voces, complejo y a la vez dúctil: ahí está el dúo, en conmoción sonora, trazando un lazo hacia aquella generación de innovadores y, desde su propia conexión con la tradición, a la música argentina que exprese este tiempo sin perder el diálogo con el pasado. Hace ya doce años que el dúo genera uno de los focos clave desde los cuales la nueva generación de artistas (y oyentes) se conecta con la raíz folklórica en pleno siglo XXI. Por la sutileza de sus voces en contrapunto, por los impredecibles arreglos de guitarra criolla de Quintero, y por la calidad interpretativa –nunca estridente– con que releen clásicos y obras más recientes, a la par de las composiciones de aquél, que nació en Tucumán en 1977 y lo siguen, casi con fervor militante, públicos cada vez más numerosos y diversos, también por su labor en esa máquina de folklore y jazz que es Aca Seca Trío.
ABRAN CANCHA
Desde aquel primer disco independiente que Quintero y Monti presentaron en 2003, El matecito de las siete, comenzó para ambos un camino creativo asentado en el afecto, el riesgo y el constante diálogo con sus referentes, muy lejos de los clichés románticos y de las visiones altisonantes de lo que aún hoy se promociona como folklore. Ellos eligen otras atmósferas, conectando lo tradicional con los sonidos de proyección actual. Según confía Juan Quintero: “Estamos acá porque antes hubo gente que abrió muchos pequeños pasos, como el Chango Farías Gómez, Eduardo Lagos, Los Manseros Santiagueños, los mismos Hermanos Abalos: un montón de grupos. Cada uno probaba una cosa nueva y eso habilitó que llegáramos todos nosotros”.
Por eso, ahora, en Después de usted, eligieron agradecer –versionando– a predecesores y compañeros en la música. Con soltura reunieron dedicatorias expresas a Mercedes Sosa, Teresa Parodi, Chango Farías Gómez, Eduardo Lagos, tanto como a Edgardo Cardozo (compositor y guitarrista de Puente Celeste), el brasileño Sergio Santos y la orquesta de percusión ibérica Coetus, entre otros. “Conscientemente dijimos con estas canciones: ‘Esto es para alguien’. Por ejemplo, sabíamos que tenía que estar Raúl Carnota y elegimos su chamamé ‘Mba Epa Doña Froilana’, que compuso con Teresa Parodi. Pero siempre te va a quedar tanta gente por agradecer. ¡Sería un disco triple!”, distingue Monti.
La historia es conocida: en el año 2000, ella conoció a Quintero a instancias de Raúl Carnota, quien producía su primer disco Dentro el silencio. “El me hizo escuchar la música de Juan. Yo buscaba repertorio nuevo y tenía que abrevar en los maestros: Leda Valladares, Falú, el Cuchi Leguizamón. Lo nuevo no me sorprendía. Y cuando conocí las canciones de Juan fue una inmensa emoción.” Con esta matriz de dos voces y una guitarra editaron aquel primer disco clave, El matecito de las siete: por su aparente austeridad, asentada en una gran capacidad técnica, y por su intimismo para conjugar versiones de maestros (Rolando “Chivo” Valladares, Juan Falú, Pepe Núñez, María Elena Walsh, Jorge Marziali, Zitarrosa, etc.), con coplas anónimas y con los temas de Quintero. En 2011 salió el CD-DVD 10 años –En vivo en Café Vinilo, pero “fue un repaso de los anteriores –dice Monti–. Para nosotros nuestro último trabajo había sido el doble Lila, de 2006. Hubo tiempo para que lo nuevo viniera solo”.
El amplía: “En 2012, el disco tomó esta forma concreta de las dedicatorias y vimos que se iba a llamar Después de usted0”. La inspiración también era para su hija Violeta, hoy de cinco años. “El deseo de hacer este disco –dice Luna Monti– quizá vino cuando ella tenía un año y medio: un día, oyó en el recital de unas amigas ‘El cigarrito’, de Víctor Jara, y se le pegó el ‘ay, ay, ay’ del tema. Nos entró ganas de versionarlo. Ese fue el disparador.”
MUSICA DE ACA
Luna Monti nació en 1976 en Ciudad Evita y se crió oyendo folklore en familia (sus padres son de San Luis). “Mi nombre verdadero es María Soledad Lucas: el apodo artístico surgió como un juego. Hace años que mi familia me dice Luna, aunque para los del barrio seré siempre Soledad Lucas”, se ríe. Y al conocer a Juan Quintero, asegura, aprendió a usar la voz de otra manera: “Incorporé matices impensados para mí. Con Juan empecé a cantar pianissimo”. Y lo que atrapa es el juego de sus voces combinadas, y aún más cuando las melodías que exponen son las del mismo Quintero: tanto en el dúo como en Aca Seca Trío (que completan Andrés Beeuwsaert en teclados y Mariano “Tiki” Cantero en percusión), sus canciones exponen un elevado poder de síntesis para hablar del hombre, del camino y de la naturaleza: del misterio. ¿Cómo omitir “A pique”, una de las más versionadas en los últimos años, u otras que abordaron referentes como Liliana Herrero o Silvia Iriondo? Su obra aún no es abundante, pero todos sus temas pesan: “Adolorido”, “Coplas al agua”, “Alpa Puyo”, “Paloma” o “Vidalero”, entre ellos.
A Quintero, las primeras imágenes compositivas le aparecieron en Tucumán: sus padres –Coco y Marilí– cantaban en el coro provincial y a la vez compartían largas juntadas guitarreras con Juan Falú y Pepe Núñez, quien con Gerardo formó en 1965 los Hermanos Núñez, dos salteños que incorporaron al folklore armonías impensadas y acentos desplazados. Quintero se nutrió de ese legado, pero recién a los 15 arrancó con la guitarra. Luego rumbeó a La Plata a estudiar dirección coral en la Facultad de Bellas Artes, donde conocería en 1999 a sus futuros compañeros de Aca Seca. Catorce años después, ya con un lugar clave en la historia reciente de la música argentina, puede entreverse allí otro eje inaugural: del jazz a la raíz folklórica, con varios discos ya (Aca Seca Trío, Avenido, Ventanas), el trío se volvió una referencia aun para sus contemporáneos.
La discusión suele activarse en recitales tanto como en las academias de música popular. “Prefiero la simpleza de Luna y Juan”, eligen algunos. “Aca Seca es imparable”, torean otros. Pero tanto el vigor de Aca Seca como la economía de Monti y Quintero reúnen, en vez de oponer, una misma impresión sensible –e ideológica–: el poder hacer convivir lo tradicional con otras formas y lenguajes sin perder identidad. “Algo es claro: los músicos de esta generación hacemos las formas folklóricas pero nunca las repetimos exactamente igual”, analiza Quintero. “Antes hubo tipos que por cómo tocaban sí se bancaban la repetición: el Chango Rodríguez o Eduardo Falú. Si nosotros hiciéramos eso, no sonaría del todo bien. En nuestra generación, la cosa estética va por otro lado.”
Como en los previos, en Después de usted –que grabaron en el estudio Los Elefantes, de Lito Vitale– no hacen una recreación textual de standards del género, pero a la vez suenan clásicos: emotivos. Sus abordajes de la antigua danza “El Caramba” o del escondido “Sacha Puma”, de Oscar Valles y Guillermo González, exponen los matices y la calidez de voz de Monti y Quintero. Con buen rango dinámico resignifican el Tríptico Mocoví I y II, de Ariel Ramírez y Guiche Aizemberg, dedicada “a Mercedes Sosa y a las Naciones Indígenas”, o la cueca “El cumpita”, de los Hermanos Núñez, y logran espesor dramático en “Conmigo”, de Hugo Fattoruso. Y de los autores emergentes eligieron abordar “Ir yendo”, de Edgardo Cardozo, y dos de Nacho Vidal igual de refinadas –y difíciles–: la zamba “Antofalla” y la chacarera “Curativa”. Cuenta Monti: “Conocer la música de Nacho estuvo buenísimo. Si bien son composiciones bien diferentes de las de Juan, son muy contemporáneas y las pudimos hacer nuestras”.
Quintero sumó tres bellas obras propias: una de ellas, la canción de cuna “Regalitos”, que le dedica a Violeta. Y le ofrece: “Una flor recogida por la calle, bebé, un país con su bandera, un jardín a tu gusto y a tu talle, bebé, y una tarde con manguera”. Ahí tocan los Aca Seca (entre otros), potenciando la calidez melódica del tema. Y en “Bandera” le canta a su abuela materna Memé: “Esa tela chiquitita que se mueve sin parar, y saluda con fervor a su gente y su lugar, se mantiene firme y alta y le has hecho mucha falta, Memé”. El ritmo “no sé qué es. ¿Ubicás al brasileño Sergio Santos? Tiene algo de él y por eso se la dediqué”. Ahí se juntaron “dos ideas: quería hablar de una bandera, y nombrarla a Memé, que ya falleció. Pero los procesos son muchos más: no se sabe bien. Sí deseaba hacer un tema para bailar”.
“¿De dónde saca esas ideas Quintero? Es increíble”, se oía unos meses atrás desde la platea del ND/Teatro de Buenos Aires, en donde el dúo presentó Después de usted y luego repitieron, las dos veces a sala llena. El tema que cierra el disco (antes de los bises sorpresa) es “Hermanos”. No rebasa los dos minutos treinta, pero su poder de síntesis no requiere más. ¿Cómo abre Quintero la composición? “No tengo método, tampoco al arreglar. Un poco porque no quiero y otro porque se dio así. Sí hay algunos yeites que Luna nota más que yo: que mis arreglos no tienen introducción. Suelo trabajar así, pero cuando descubrís que hacés algo automáticamente, tratás de ir por otras vías. Si tenés algo tan importante como una composición y ya sabés para dónde vas a agarrar, sonó. Aplicarle algo prefabricado no tiene sentido. Claro que con el tiempo uno va adquiriendo ciertas mañas y quieras o no las aplicás. Por suerte están esas otras cosas en juego.”
Quizá la decisión menos esperada en Después de usted haya sido abordar “Rondadora”, un motivo popular de Salamanca en ritmo de ajechao, muy afín con la chacarera. “Cuando la descubrimos por la orquesta ibérica Coetus dijimos: ‘Qué ganas de cantarla un ratito’ –recuerda Monti–. Luego dimos con la tonada ‘De los centros de la luna’, recopilada por Violeta Parra, y las juntamos.” Ahora se oyen fusionadas, “De los centros de la luna / Rondadora”, con un profuso set de percusión y un coro de voces aflamencadas, entonando: “El bailar tiene gracia y el cantar brío, ¡el tocar el pandero mucho sentío! Rondadora, rondadora...”. La versión es vibrante. Luna Monti lo sabe, pero se queda pensando: “Si comparás ese tema con ‘Regalitos’ o con los homenajes, parecerían cuatro discos diferentes”. Juan Quintero la mira sonriendo: “Claro, si lo pensás sólo como un disco de folklore puede sonar heterogéneo, pero no si lo ves simplemente como un disco de música argentin
No hay comentarios:
Publicar un comentario