domingo, 22 de marzo de 2015

escrito de un gran artista

Comentario de Liyinsan a la acuarela, “La Saca.” de Hugo Sánchez Bonilla, pintor de Heredia, Costa Rica.
Punto principal: Los cinco planos (o niveles de perspectiva) de “La saca.”
“La saca,” tiene 5 planos. Cada uno de ellos empapados del terruño. Hay un sexto plano: el del sol y este no pertenece al plano de la tierra sino al plano celestial y de la intuición o revelación).
El primer plano es ese par de árboles centenarios, despojados de hojas y de nidos. Junto a ellos hay dos barriles. Cercanos a esos dos enormes árboles hay seis recipientes: Dos barriles, un balde, un tarro, y dos botellas. Los seis recipientes al parecer están vacíos y también llenos de la cenicienta desolación dejada por una erupción volcánica.
Segundo plano, una acequia de agua estancada cuya palidez parece respirar ese yodo blanco que es plasma de la soledad.
Tercer plano: la esquiva de leña cercana a una hilera de árboles que sabiendo que van a ser pasto del hacha, pareciera que van en fila india huyendo de ese cúmulo de ramas que más semejan un enorme montón de huesos.
Cuarto plano: la casa envuelta en las mantillas de la niebla. Este plano nos habla del ser humano, porque solo lo seres humanos construyen casas. Esa casa, como los barriles, el balde, el tarro y las botellas son recipientes vacíos ansiando llenarse de sonoridad…
Quinto plano o fondo: la línea difusa de un horizonte doliente como la juventud llorada en un tango.
He ahí los cinco planos que, a mi entender, componen el cuerpo esquelético de “La Saca.” Pero hay mucho más que decir de esta acuarela, porque no todo está muerto en este paraje.
En el primer plano, hay cinco pajarillos. Tres en un árbol y dos en otro árbol. Parecieran hojas, pero no lo son. ¿Qué hacen esas cinco avecillas en tal lugar? Qué referencia tienen esas cinco aladas figuras o siluetas con el resto del texto de “La Saca?
Los cinco pajarillos se refieren a los cinco sentidos que poseemos los seres humanos: Ver, oír, tocar, saborear y sentir. La vista, el oído, el tocar, el sabor y el sentir.
Los cinco planos de “La saca” calzan con esos cinco pajarillos y a mi manera de ver las cosas, me están diciendo a gritos, que este paraje, “La Saca” es una “tierra en espera” “the follow land.” La parcela de la finca que está a la espera, terreno que ha sido dejado “como abandonado” porque es el ‘suelo descansando’ que luego va a llenarse de frutos en una lejana mañana.”
Una cosa es ‘ver’ y otra muy distinta es “mirar”. Una cosas es darle fundamento a las cosas, y otra es hablar babosadas…
Mirar implica “contemplación, un masticar el asunto que está frente a nuestros ojos…
Es contemplando “La saca” donde uno se da cuenta de que además, de los cinco pajarillos, (los cinco sentidos) Hay un sexto plano en “La saca.” Es el que está en el mero fondo de la pintura: Un sol de palideces mortecinas, ubicado en lo alto y alejado de la difusa y cenicienta línea del horizonte.
Este último plano del sol, no es terrestre, pertenece a las esferas celestiales y hace referencia a “la intuición.”
A aquello que sin estar dicho, se intuye y se nos “des-vela” no a través del razón, (plano mental), sino a través del alma (plano de la revelación). Por eso este sexto plano (del sol) está envuelto en velos…
Esta media docena de planos que están antes los ojos del espectador hablan de una desolación y también de una “epifanía,” y lo hacen sin decir una sola palabra.
Toda gran pintura, es un texto al que hay que darle lectura…
¿Qué nos quiere decir “La saca”? Con qué clase de lenguaje debe uno de acercarse a platicar con un paraje como éste?
No nos preguntemos, qué quiere decirnos el pintor Hugo Sanchez Bonilla con esta acuarela?
La pregunta vital es: ¿Qué nos dice el texto de la acuarela? ¿Qué cosas nos recuerda, o con qué cosas nos conecta?
Esta aproximación o acercamiento a “La saca” es, queridos lectores, algo más que conectarse con la naturaleza apaleada por un erupción volcánica. Esto es ser capaz de “sentir” los rumores del huerto cuando ya el huerto se nos fue de las manos como agua entre los dedos.
Al hacer estas declaraciones, a muchos les parecerá descabellado, de que “La saca,” me haya “platicado” de tales cosas.
Yo creo que conformarse con decir que “esta es una acuarela que simplemente nos muestra las fatales consecuencias sufridas por una erupción volcánica,” es cerrar los ojos a otra realidad, la cual es: Detrás de las cenizas, palpita el aliento de un nuevo re-nacer. (los 5 pajarillos ubicados en el primer plano)
“La Saca,” nos ofrece, lo que en Inglés llamamos “ The follow land,” es decir, la tierra que pareciendo muerta…está en espera.” La semilla, para que florezca, tiene que morir y por eso su muerte es solamente un pasaje.
Los cinco pajarillos ubicados en el primer plano de “La saca” son la única cosa con vida en este paraje y son un mensaje…
En conclusión, “La Saca” acuarela del pintor, Hugo Sánchez Bonilla, tiene ubicados es eso seis planos un verdadero mensaje. Hay en las pinturas de Hugo Sanchez, un trazo de ternura muy humana en lo que este artista pinta. Esta estela de ternura humana no solamente se ve en sus retratos de Omar Dengo, La Madre Teresa, Carlos Gardel, El Padre Pío, sino en paisajes y parajes como “La saca.”
Yo declaro que solamente cuando miramos con los ojos del alma las cosas, se logra ver la semilla de ternuras que hay en los relámpagos.
Yo he logrado ver en “La saca” a través de esos cinco pajarillos y el nublado sol, algo más que un paraje desolado por una erupción volcánica, he logrado ver a la tierra de tomillo y madreselva en donde volverán a jugar a la rayuela, las mariposas del verano…
©Lionel Yino Sanchez (Liyinsan)
Madison, Wi.USA

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