iografía[editar]
Era hijo del rabino Mayer Samuel Weisz (1829-1892) y Cecília Steiner (1841-1913). Tenía cinco hermanos (Herman M., Nathan J., Gottfried William, Theodore 3 y Leopold D.) y una hermana (Gladys Carrie).4 5 Su familia se trasladó a Appleton (Wisconsin)6 cuando él tenía cuatro años de edad, debido a que su padre había sido designado rabino de una nueva congregación.
Para ayudar a su familia a superar las dificultades económicas, Erich empezó a trabajar desde muy pequeño. Cuando tenía ocho años de edad, trabajó vendiendo periódicos y lustrando zapatos en las calles. Un día, su padre lo llevó a ver al Dr. Lynn, un mago viajero; al niño le llamó mucho la atención el arte de la actuación, y se interesó en este. Cuando tenía nueve años, Erich y sus amigos del barrio formaron un pequeño circo, donde él actuaría por primera vez ante un público el 28 de octubre de 1883 con el nombre de Ehrich, The Prince of the Air, actuando como contorsionista y trapecista.
Poco tiempo después, el joven artista se marchó de su hogar en busca de fortuna con circos y actos ambulantes. Duró alrededor de un año fuera de casa, pero regresó cuando su familia se había trasladado a Nueva York, a la edad de trece años.7 Allí, el joven consiguió varios trabajos para ayudar a mantener a su familia. Utilizaba su tiempo libre para estudiar magia, y competir en varias disciplinas atléticas, como la natación. En ese entonces, Erich consiguió un libro llamadoThe Memoirs of Robert-Houdin, Ambassador, Author, and Conjuror, Written by Himself; el libro narraba las memorias del mago Jean Eugène Robert-Houdin, a quien el joven de inmediato convirtió en su ídolo.8 Erich Weiss decidió utilizar desde entonces el apellido del mago, añadiéndole una i al final para indicar parecido a Houdin.
Si bien empezó como trapecista en 1882, se dedicó finalmente a la magia. Aunque era profesional en todas las ramas de la magia, era conocido por sus escapismos imposibles, gracias a una gran resistencia física que adquirió con una fuerte preparación que consistía en correr y en una severa disciplina de natación; comenzó esta rutina física desde muy temprana edad, cuando ingresó en un club de atletismo, y continuó con ella hasta el final de sus días.
Adquirió asimismo una gran erudición en historia de la magia y llegó a acumular una formidable colección especializada en la materia, que posteriormente legó a la Biblioteca del Congreso de Washington. Al morir su madre, quedó tan afectado por quienes explotaban la credulidad de la gente diciendo poder contactar con los muertos, que consagró su vida a desenmascarar a los médiums, reproduciendo y denunciando sus trucos y publicando artículos en revistas sobre sus trucos y la psicología del engaño.
Concebía la magia como un espectáculo en sí mismo y demostró gran habilidad para liberarse del interior de cajas fuertes arrojadas al mar, de camisas de fuerza colgado boca abajo de rascacielos, y de toda suerte de esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo.
Antes de morir, preparó una prueba definitiva contra su tan aborrecido espiritismo. Creó un código que comunicaría a su mujer si le era posible en el plazo de diez años tras su muerte. Se dice que ningún médium consiguió comunicarle el código correcto.
Origen[editar]
Su familia judía emigró a Estados Unidos, donde se nacionalizaría poco después, cuando sólo tenía cuatro años. Vivieron en Appleton, Wisconsin, y posteriormente se mudarían a Nueva York. El pequeño Erich no tuvo una infancia fácil, ni una educación formal y las dificultades eran algo habitual en la familia. Hay quien dice que a los once años trabajó como aprendiz de cerrajero [¿quién?] y se sabe que pasó por algún circo como contorsionista, además de hacer de mensajero y hacer algún número en los espectáculos de extravagantes. Siempre tuvo un gran apego a su madre, algo que marcó su vida y que a veces llegaron a calificar en cierto modo de «enfermizo». Uno de sus cuatro hermanos, Hardeen, le ayudaría intermitentemente en sus primeras presentaciones de magia a los quince años. Leyó y aprendió todo lo que pudo al respecto; de hecho, el nombre artístico que tomó fue un homenaje al mítico Robert-Houdin, considerado el «padre de la magia moderna».
Aunque comenzó su carrera como mago chistoso haciendo juegos de cartas y otros efectos, pronto comenzó a considerar practicar el escapismo. En aquella época algunos espiritistas invocaban a fantasmas mientras permanecían atados, para evitar sospechas de fraude. Houdini comprendió que se liberaban secretamente para manipular la escena con efectos mágicos, que aseguraban eran reales. Houdini decidió que tal vez «escaparse» podía ser un número en sí mismo.9
Efectos (trucos)[editar]
Metamorfosis[editar]
Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es 'la metamorfosis', que tanto en la época como en el futuro inspiraría múltiples variantes. El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, y a su vez dentro de un baúl; todo ello era atado y sujeto con candados. Entonces una ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y 3, 2, 1… al instante siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que ocupaba la ayudante.
Entonces se abría el baúl y se desataban todas las cuerdas del saco para mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo espectacular hoy en día cuando se ejecuta con destreza y habilidad. Se cree que Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera.
La ayudante de Houdini en la metamorfosis solía ser Beatrice Rahner, una joven morena, de pequeña estatura, que acabaría enamorando al mago. Se convertiría pronto en Bess, su mujer, allá por 1884. Bess le acompañaría durante el resto de su vida, pero nunca llegaron a tener hijos. Tuvo dos hijos de los cuales sólo se tiene referencia en los cuadernos de notas de la familia de su esposo.
Esposas[editar]
Las habilidades de Houdini para liberarse de ataduras con cuerdas, cadenas con candados y otras situaciones complicadas encantaban al público. Hizo un largo viaje por Europa, de cuatro años, cosechando grandes éxitos y aumentando así su propia leyenda (también se dijo que pudo haber aprovechado para ser espía enterándose de secretos rusos y alemanes). De esa época le viene el sobrenombre de «rey de las esposas», que utilizaría durante largo tiempo.
Lo que solía hacer Houdini era presentarse en una ciudad ante el jefe de la policía local, o en la prisión, junto a un grupo de periodistas. Proponía su reto, que era publicado en los periódicos y comentado en la ciudad. Luego el mago era encerrado, atado o encadenado. Cuando conseguía liberarse, su hazaña obtenía nueva promoción en la prensa. En cierto modo fue un precursor de la autopromoción o publicidad: aumentaba y mejoraba la imagen y percepción de sus hazañas tanto antes como después de haberlas realizado, alcanzando cotas cada vez más altas.
A veces ofrecía ser examinado desnudo y que probaran en él nuevos candados, grilletes, esposas o dispositivos fabricados por la gente del lugar. Marineros, fabricantes de cuerdas, sacos y todo tipo de materiales intentaron retenerle sin éxito. Uno de los más graves accidentes que sufrió, que casi le costó la vida, fue al intentar escapar de un gran bidón de cerveza.
Se suele considerar a Houdini el mejor escapista de todos los tiempos y también precursor de muchas de las hazañas y retos de este tipo. Escapó de cuerdas, cadenas, camisas de fuerza, todo tipo de esposas, barriles, cajas, baúles, bidones, bolsas, sacos, ataúdes, jaulas y habitaciones cerradas. También se dice que escapó de «un monstruo marino», probablemente un calamar gigante o ballena, de cuyas tripas consiguió salir airoso. El público que le veía deseaba a la vez que triunfara y que fallara; la sensación de peligro inminente era poderosa en cada uno de sus números.
Un hermano de Houdini le explicó que la gente parecía emocionarse más cuando la hazaña se hacía a la vista del público. Con esa premisa algunos de sus escapes que se convirtieron en clásicos, como el de la camisa de fuerza (para el que se inspiró en un manicomio), los realizaba a la vista de todos; otros los hacía en secreto tras una discreta cortina, donde sus ayudantes no podían entrar, pero tampoco nadie del público podía ver sus técnicas secretas. En algunos tardaba unos pocos minutos; en los más complejos llegó a tardar más de una hora.
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